El método fue creado por el doctor Ian Dunbar, pionero en este tipo de enseñanza, libre de correas.

1. Al elegir a un cachorro de ocho semanas asegurate de que está adiestrado para una vida doméstica y para no morder. Que haya aprendido a venir, sentarse, recostarse y rodar a la orden. Que haya conocido y lo hayan tocado al menos un centenar de personas.

2. Al adoptar un perro adulto asegurate de que todos los miembros de la familia lo prueben. Dedicá mucho tiempo a tratarlo y sacalo a dar largos paseos. Hay un perro adecuado para tu familia, así que asegurate de que lo elegís con cuidado.

3. Desde el día que tu cachorro o el perro que hayas adoptado lleguen a tu casa poné en práctica un programa infalible de adiestramiento doméstico y que aprenda a no morder. Así evitarás que llene la casa de tierra, muerda los muebles y que ladre demasiado, y prepararás a tu perro para que disfrute de los inevitables momentos en que tiene que quedarse solo en casa.

4. Nunca se deja de aprender a ser sociable. Hacé que tus invitados ofrezcan siempre golosinas para mascotas a tu cachorro o perro, y enseñales cómo indicarle que se acerque y se siente cuando lo saluden. Del mismo modo, llevá encima unas cuantas golosinas por si un desconocido quiere saludarlo. Elogiá a tu perro y dale un par de golosinas cuando suceda algo que lo pueda asustar. De ese modo tu mascota ganará confianza y apreciará la compañía de las personas.

5. No permitas que tu perro coma de un plato. Pesá su porción diaria de albondigas y empleá estos valiosos premios y señuelos de comida para enseñarle buenos modales y adiestrar su conducta. Por las noches humedecé las albóndigas, rellená con la pasta juguetes para morder y dejalos toda la noche en la heladera para dárselos en el desayuno. Un perro que come de un juguete para morder reduce sus ladridos en noventa por ciento y atenúa la hiperactividad y la ansiedad.

6. Adiestralo sin correa y ofrecele señuelos y premios desde el principio. Jamás uses una correa o toques a tu perro para obligarlo a obedecer. Sino, sólo responderá cuando lleve puesta la correa o cuando se encuentre al alcance de la mano. Por el contrario, usá la mano para acariciar (premiar) al perro cuando obedezca.

7. Intercalá breves períodos de adiestramiento en los paseos y los juegos. Cada dos minutos más o menos pedí al perro que se siente cuando está andando o que venga si está jugando, ofrecele una golosina y luego decile: “vamos” o “a jugar”. De ese modo, el perro no dará tirones de la correa y tanto el paseo como el juego se convertirán en recompensas que benefician el adiestramiento en lugar de distracciones que lo perjudican.